Más yo mismo

Exploro y busco la mejor de las melodías. Amo, y soy, y conduzco con discreción mis mejores maneras, que en alguna parte estarán. No hablo, ni digo maldades. Me autorizo a recurrir a mis más fabulosos sentimientos. Interpongo un recurso y me alzo con el reclamo que me pueda otorgar una clara felicidad. Legalizo mi vida, y dejo que esté en paz, en una paz manifiesta y profunda, gratificante, perfecta. El halo de amistad que siempre me movió, hoy me mueve más que nunca. Soy y seré dichoso. Repaso mis papeles, y saco del baúl de los recuerdos mis más entrañables deseos y vestidos. Participo del ambiente festivo de un mundo genial, fundamentado, querido, superior, con querencias de todo género. No quiero permisividad, ni trucos, ni carestías con acrobacias, ni “mamoneos” varios. Las estrategias que he asumido hasta ahora habían deformado muy mucho mi existencia, que se había convertido últimamente en algo un poco apático y gris. En esta jornada medio festiva tengo un arrebato exacerbado: quiero olvidarme de los malos modos, de los horrores, de las guerras, de los instantes negativos, de las malvadas actuaciones, de los furtivos, de los devoradores, de los que devastan, de los listos, de los silencios controlados por los que viven de prioridades. Hoy prefiero el amor, el Eros, el Fatum con posiciones y ocasiones. Corro hacia la grandeza. El taller del tiempo no será hoy una anécdota trágica y cómica. Pienso en cenizas, en consumo consistente y pacífico, en encuentros calmados, sumamente sosegados, sin problemas y sin desesperaciones. Afirmo que lo absurdo no tiene sentido, que lo mejor es vivir de la sencillez, de la coherencia, de la tolerancia, del amor mezclado con miradas tiernas a los ojos. El criterio ha de ser la contemplación con cordura y solicitud. Hoy niego los ataques, y la sangre, y los juicios sumarísimos, y los trabajos forzados, y la incertidumbre, y los bajos impulsos, y el mal vivir, y las malas calañas, y los mazazos, y las dependencias, y las autoridades sin alma, y todo lo que suene a letal. Hoy estoy contigo, lo que equivale a ser un poco más yo mismo.