miércoles, 18 de junio de 2008

Un nuevo gol

Hoy es cierto. Los cambios afectan, y duramente. Los asuntos se han mostrado turbios. Hay una gran preocupación. La salud sufre un enorme deterioro. No nos devuelven la libertad. Nos interesamos, pero nada más. Afrontamos el inicio de una partida con una regulación que nos conduce a la crisis. Codiciamos lo que tienen los otros, y nos mantenemos en una negociación que nos afecta en vez de darnos “algo” que precisemos. Decimos que es, que es cierto, pero lo abundante nos colma de polución incontrolable. La feria no brinda un rosario de soluciones. Nunca las hemos tenido. Consideramos. Abandonamos las sospechas con objetivos que son fuentes en lugares que estallan con grises y millones de matices que procesan a los que luchan por la libertad conjunta. Nos rebajan. Ya no quedan besos. Las certezas nos confunden. Vuelve a llover. Adelantamos los objetivos, y no por ello amanece más temprano. No registramos los pasajes ni siquiera a sus posibles pasajeros, que nos diferencian para no sumar los esfuerzos que nos podrían otorgar una visión genérica de las cosas. No procedemos de los sitios justos. Agradecemos. El coste nos deja sin blanca. Permiten el paso de unos vehículos que luego nos atropellan. No mandamos. Acercamos la realidad presente, y lloramos. Las obras siguen pendientes. Buscamos mecanismos de seguridad que oferten felicidad, pero nos mantienen en jaque con justificaciones que nos alientan y alertan. Denunciamos la espiral de violencia. "No hay paz sin justicia, y tampoco hay justicia sin perdón", nos repite un amigo, y en ello estamos. Hoy vemos que las razones son ciertas, y nos abrazamos durante un instante infinito. Nos han vuelto a marcar, y quedamos solos en la portería.

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