El empeño de nuestras vidas

Nos gusta tenernos, sentir que estamos unidos de verdad por el tesoro bendito y bendecido por los suspiros de lo más verdadero. Somos entre los dos.

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Nos ganamos la partida con una estabilidad que nos procura subir sin que tengamos dudas al respecto. Nos mandamos esa inspiración que nos dicta qué hacer en cada momento.

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Hemos aspirado el aire de la victoria, que ha resumido los esfuerzos apañados desde el lado menos feroz. Cerramos un poco los ojos.

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Hemos empeñado nuestras vidas en hacernos felices, y lo seremos sin pedir nada a cambio. Es lo mejor.