Te señalo el camino a seguir para saber cuál es el mío. La identidad nos lleva por sendas inimaginables que nos adelantan por doquier una barbaridad.
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Nos engatusamos con los aspectos más ágiles que nos siembran de sensaciones un poco extrañas. Nos dejamos los enredos para ser más sencillos y felices.
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Hemos aprendido la lección de una coyuntura que se expande con sus ganancias y pérdidas. Nos han venido bien algunas de las caídas que hemos padecido.
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Nos damos prisa por vernos, y nos enzarzamos en meriendas que nos aplazan el sentido de unas vidas que nos arreglan los cuerpos malheridos. Ya no estamos solos.
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