Nos hemos insertado
en la visión de otros,
y así no somos
nosotros mismos.
Hemos tocado
con un cierto arrebato.
Eso parece.
Nos enseñamos
a ser nosotros mismos
con máquinas sin tiempo.
Nos hemos aligerado
el equipaje
con un tono dedicado
a dioses
que no son eternos.
Nos consumimos.
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