Pienso en tu boca, en ese tremendo anhelo que conviertes en jugo embriagador. Pienso mucho.
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Te presento mis respetos con una caricia que se fuga hacia el destello innovador. Te recojo esos frutos que compartimos desde la intimidad más querida.
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Te hablo abrumado por el pensamiento que es deseo en busca de una realidad. Te comento que eres especial desde esta distancia que ahora es corta. Nos abrazamos largamente.
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Me convidas a esa cena de sentimientos en la que volaremos de placer.
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