No somos víctimas: no queremos serlo. Lo mejor es que defendamos este amor que es lo más bonito que nos ha pasado. Venceremos nuestros miedos.
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Hemos buscado apetencias desde la lateralidad de un amor que nos ha salpicado con esa victoria tan bella y hermosa.
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Nos engatusamos con las sensaciones más insinuantes y garantizadas gratamente. Besamos el suelo que pisamos y nos sentimos parte de un destino testimoniado.
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Nos apaciguamos en un mundo de amores de todos colores, con una sinfonía de espíritus que nos hacen viajar por doquier.
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