Te echo de menos, y no te das cuenta, y sigues planificando con decisiones no acertadas, y mantienes una actitud defensiva y cansada que no beneficia a casi nadie.
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Necesito recapacitar sobre esta relación, en torno a lo que supone, en base a lo que podría ocurrir. No me valen tus caprichos, tus retrasos, tus abundantes situaciones de magna hostilidad.
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Me reclamas con halagos que no sé dónde colocar. Los problemas están causados por excesos y novedades que no nos enriquecen.
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Reflexionamos y planificamos un trabajo ideal que nos permite introducir amor bendito donde solo había desconcierto. Te comento cuestiones que callas.
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