No aprendemos

Hacemos y deshacemos unos cúmulos de intereses que nos aclaran las verdades y los conceptos más bellos y hermosos.

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Nos incluimos en una bolsa de recuerdos que guardamos en un desván que nadie visitará, ni siquiera nosotros.

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Nos proponemos una virtud que luego no lo es, y buscamos un momento que apenas es perceptible. Vamos demasiado engañados. Lo malo es que no aprendemos.

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Nos infundimos un valor que apenas aguanta unas horas. Al cabo de poco tiempo volvemos a empezar como si tal cosa, con una carga que nos puede y que nos asusta.