Eres mi lucero, mi deseo, mi todo. No entendería nada si no estuvieras a mi lado para explicarme qué es lo más importante.
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Me he encerrado en aspectos que no son fundamentales, pero lo he creído.
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Te explico lo que soy, y me sorprendo de consecuencias que predican con verdades que pueden más y más. No me rompes, aunque lo intentas, y, como no puedo evitarlo, acepto que sea así.
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No te rías, que yo te deseo lo mejor. Eres, pese a todo, mi esperanza.
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