martes, 12 de agosto de 2008

Malas consejeras

Doy la vida por ti, por lo que me traes, por ese regalo que ya no ofrece esfuerzo.

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Las prisas no me aconsejan bien. Me quedo en un lugar del que no prefiero hablar. Me defiendo en silencio y sin mendigar nada.

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Me llamas y no te respondo como debería. Hay tragedia y miedo.

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Me preguntas por razones que sazonan las importancias en las que estamos. No tomamos café. Hallo malas consejeras.

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