martes, 12 de agosto de 2008

No quiero tu ignorancia

Me envías a una muerte segura con reservas y desganas. No sé qué podré hacer, pero intentaré de todos modos sobrevivir. Nos lamentamos en demasía.

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Me devuelven a la situación ideal y me refugio con los dones de una emoción que nos controla. No podré aceptar tu ritmo.

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Me estropeo con fórmulas y con testimonios de risas y de franquezas. No me quiero enfadar. Me pongo la capa voladora y sueño entre tus sueños. No me cuentes tus anhelos: tratemos de vivirlos.

……

Me he empeñado en verte, y aquí estoy. Puedes regalarme lo que desees. Puedes, de verdad. Me asusto con la perspectiva de que todo se vaya al traste.

……

Me dirijo a tu corazón con el afán de preservarlo. No me insultes con tu ignorancia, que de eso sé mucho. Cuéntame que es posible.

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