Me marcho con discreción, con la voluntad de no hacer ningún ruido. Interiorizo que no quieres saber nada, y nada sabrás, pese a todo. Crees que tienes todas las razones del mundo eterno, y te digo que cuando uno lo tiene tan claro es porque está absolutamente equivocado. Las mentiras y las cautelas a destiempo son puros equívocos. Ha llegado el instante en que me da igual; y te corroboro que no daré ni un paso atrás.
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Me has comprometido con esas palabras que me sacan de quicio. No has alcanzado ese aspecto moral que me distrae. Ya no estoy donde debería.
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Me distraes y me despeñas desde una cima que me propondrá una vuelta de tuerca hacia la consumación estelar. Nos calientan las cabezas para dejarnos después en la nada.
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No me trates de encerrar pues la reacción será al contrario.
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