No me cuentes que me quieres: trata de desmostrármelo. Eres tan sensacional que me creo en un sueño abierto y casi infinito.
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Apuesto por ti. Lo hago desde el primer día. No tengo dudas, salvo las que manifiestes tú. Podemos seguir y salir con derroche de intenciones y de actividades.
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Te llevo muy dentro de mí. Me animo con una destacada actuación que me previene y que me saca de cualquier titubeo.
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Sabes lo que quieres, y me lo manifiestas bien. Soy yo el insensato. Procuraré enmendarme.
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