Te he dicho que sí, y es que no. Aclaro poco lo que pienso, y no te expreso lo que anhelo, que es que sí y que no casi al mismo tiempo, superándome, destruyéndome, agotándome.
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No me freno. Liquido todo lo que tengo, y me vuelvo escondido en un carro alado que deviene en tristeza. No entiendo nada.
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Te despides para apenarme, sabiendo que me hace daño, que no soy ni seré feliz sin ti. Además, me das explicaciones.
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No soy el mejor, ni busco serlo. Te tengo a ti.
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