Sé que me sigues, y que no comprendes muchas cosas. Entiendo tu desconcierto, que es también un poco el mío. No pretendo que el juego sea desigual: no lo será. Pronto sabrás más.
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Me has convencido con esos ojos que me devuelven al cielo eterno. Has sido un regalo inesperado, y confío en que la suerte te corresponda tal y como mereces. Me lleno de tus sensaciones, y todo vuelve a su sitio, con un sentido no convencional.
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Madrugo en tu búsqueda y soy en varios juegos que modifican mis controversias para hacerme partícipe de una misión imborrable. Me colmas de felicidad, y así te lo expreso de nuevo.
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