Como uno solo

Saltamos una nueva comba que nos altera el ánimo con el que convivimos durante largo tiempo. Nos queda el amor.

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Nos sugerimos sorpresas para salir de este atolladero que se llama soledad. Nos hemos enseñado a ser felices, pero nos falta práctica.

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Nos hemos ido deprisa hacia esa nada larvada que nos procura detenimiento, mas nos quedamos sin vocaciones.

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Nos alistamos a una realidad que nos distingue sin intercambios de memorias. Hemos trasladado lo mejor de nosotros mismos.

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Consultamos un poco de importancias con el fin de tocar la consciencia de una voluntad con calma.

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Prestamos lo que somos en la noche que fue todo y más. No podremos tomarnos el mundo a broma. Nos retiraremos.

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Lo dramático nos hará situarnos donde queremos. Reconocemos que estamos listos, pero quizá no lo suficiente.

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Hemos ido tan deprisa que ya no damos con la suerte de antaño. Y, si damos, no vemos nada que justifique este trámite doloroso cargado de ausencias.

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Nos damos valentías ante los recorridos de unos deseos que velan por todo lo que fuimos. Nos ponemos en marcha.

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Te ajustas a una serie de peticiones que nos quitan las protecciones que no son buenas. Nos prestamos un poco de organización.

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Te pienso en esta noche que imparte la doctrina del deseo en forma de planteamientos afanados para regresar a los preparativos de los amores que se unirán como uno solo.