Te dejaré ganar: hoy sí. Ya no me importa que te vayas a otro lugar. No envidio la suerte de tu nueva pareja, que será todo menos eso. No le ayudarás, porque no sabes, porque no puedes, porque la vida se te fue mientras dormías, y ya nada será como anhelas.
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Te invito a volver con la voluntad por delante, con un deseo de cambio, con una muestra de cariño sincero. Te ruego que seas auténtica, que todo se convierta en amor del que brota sin parar hacia el origen de la vida. El sentido, según debes recordar, lo ponemos nosotros.
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Te mando flores y besos, sin esperanza y sin cambio de monedas.
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