No me escuchas

Sé que no me ves: lo siento. Todos los sentidos me conducen hacia la sensación de una paz quebrada por la existencia llena de cortapisas. No me adviertes. Sigues tus pasos dejándome ante una puerta que hoy no voy a sobrepasar.

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Me molesto, pero no lo entiendes. Sonríes desde tu atalaya con complicaciones justas. No me atiendes ni me respondes. Ni quieres ni puedes. Hemos sido una pura cautela entre nieblas que nos ayudarán cuando no podamos más.

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Me mortificas con esas idas con sus consiguientes vueltas. No estamos para nada, ni siquiera para aguantarnos en un mundo casi irreal. Te llamo, pero no me escuchas. Ni siquiera sé lo que quiero.