Juntemos las piezas del puzle de la vida y seamos sensatos ante las huellas que vayamos interpretando, una vez las hallemos como una broma que puede resultar incomprensible.
Tumbemos las experiencias desde unos bordes de posiciones calladas con las que abocarnos al destino cierto que nos previene con sus vértices no calculados. Las brumas nos pueden acercar al final para ver como iniciar otros ciclos.
No nos cansemos en exceso. Tengamos la creencia de dar con ese punto mágico que nos puede hacer brincar los montes no escudriñados a tiempo. No sucumbamos a las pretensiones de quienes no nos aman.
Nos hemos de poner a aletear en los momentos de calma con el afán de consolidar las ramas de ese árbol que vamos construyendo cada día, con un poco de agua, con ilusión, con sueños.
Nos debemos meter en la vorágine de procesos comunicativos tendentes a dar con los criterios más variopintos, que han de suspirar por las bondades más endulzadas. Hemos de tomar en consideración todo, y de todo, comunicativamente, hemos de aprender.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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