Nos debemos prestar atención interior, dando crédito a nuestros objetivos, con intereses variados, con posibilidades ciertas.
A todo no se puede llegar, y tampoco se debe. Exprimamos las opciones con un linaje aprendido en la cercanía y desde la distancia, con la suma de ópticas. Las premisas nos deben servir desde la atalaya de la experiencia.
Lo que vamos hilvanando nos puede servir para dar con la finalidad de un esfuerzo conjunto. Nos hemos apropiado de secuencias nobles que nos dirigen hacia la amistad suprema. Tengamos en cuenta las diversiones como caricias latentes. No rompamos el destino.
Hagamos, al tiempo, que se produzcan complementos, que todo sea sensatez y algo más, que podamos con la noria de los acontecimientos.
Las conversaciones nos deben servir para animarnos en los procesos más hermosos, que son siempre una definición de opciones, que están ahí, en cualquier sitio, y que de todas partes las hemos de recoger. No pongamos cortapisas a la existencia, que es maravillosa. La comunicación también lo es.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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