viernes, 19 de agosto de 2011

El menester del diálogo

La vida otorga sus premios, aunque no siempre los veamos con la fortaleza que nos gustaría.

Hemos de comunicar con nosotros mismos para conocer lo que tiene un valor cierto. Nos hemos de apurar lo justo.

Simpaticemos con las obras mayores, con las que tienen menos importancias, con las soluciones a los conflictos, que han de sumar más que restar.

Aglutinemos los cambios con posturas sugerentes que nos deben hacer ponderar los casos más generosos. Nos tememos cosas que hemos de sobrellevar bien, de la mejor manera que podamos.

Hemos de preferir las competencias con una voluntad manifiesta, con una serenidad de empatía totalizadora, con una razón que nos diga hacia dónde nos podemos mover. Las cuestiones que funcionan han de aparecer con una rabia superadora del conflicto.

Hagamos que los procesos tengan enlaces, que los hilos conduzcan, que las versiones nos construyan, que los temores se extingan, que el día a día sume, que no nos venzan con restas ajenas, que el diálogo sea el quehacer, que los ejes estén constituidos por todos nosotros. Conversemos sobre ello.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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