Venzamos los temores y asistamos a los devenires de una vida que tiene muchos influjos, buenos y malos, pero en la que hemos de procurar que triunfen estos últimos. Hagamos que los sentimientos funcionen y ganen en las laderas más queridas.
Las simpatías de otros años mozos nos deben fecundar con raíces que hemos de procurar que sean profundas. Los elementos más novedosos nos deben hacer olvidar las premisas en las que nos movimos en los instantes más apasionados.
Las condiciones leales nos deben hacer vivir en la franqueza más estimada. No hemos de dejar atrás lo que nos gustó. La existencia tiene muchas complejidades, pero debemos dar con las más brillantes en cuanto nos sea posible.
Los puntos que consideramos más peculiares han de encender las llamas más emotivas, con las que nos moveremos en círculos que hemos de hacer que se concentren en las solidaridades más productivas.
Las razones que fueron olvidos nos deben distraer lo justo. Nos debemos asomar a las conversaciones que nos pueden y deben dar esos beneficios que están para el crecimiento societario y no para la optimización personal. Convengamos en relatar lo que nos implementa intelectualmente.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario