Supliquemos arreglos ante las coyunturas más o menos extraordinarias. Expongamos los buenos motivos para sanar ante lo que nos sucede. Hemos de poder con seriedad.
Hagamos caso a las heridas, para mitigarlas, para hacer que sean menores. Hemos de expulsar los casos menos empáticos por no constituir ejemplos de superación.
Concitemos lo mejor de cada cual en las noches que nos deben alentar para que las ideas más sugerentes nos cambien dentro del mismo universo que hemos heredado.
Las conversiones nos deben llevar por esos itinerarios que nos promueven con sus cautelas y con ese todo que nos adecúa con sus prestaciones más emblemáticas.
Participemos en las negociaciones con el afán de dar con esas noches que otros vieron de cualquier modo. Las figuraciones de los elementos más cruciales nos han de enseñar a vivir en la talla misma de las cansadas voluntades de quienes nos pueden brindar una salida a las crisis de todo tipo que ahora nos envuelven.
No topemos ni en vacío ni para nada. Asumamos comunicativamente los retos más gloriosos y vayamos hacia delante con los pies en el suelo.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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