lunes, 11 de agosto de 2008

Paco y su mirada furtiva

Paco es una persona que engancha. No sabes cómo ni por qué, pero ocurre. Te mira, calla, y recala en tu corazón con esos silencios que dicen mucho más que miles de palabras. Se parece a su madre, sí, pero, lentamente, corre más. Su imaginación vuela, su sentimiento herido de las cosas le hace cabalgar, y, sin que nadie lo sepa, sube montañas y viaja en manos de nubes y de sirenas. El hombre sueña con un día distinto. No le pone nombre, no le coloca un afán: sencillamente aguarda un milagro indeleble y poco declarado. Le gustaría que todo fuera distinto, que el camino llegara sin parto, sin dolor, con esa esperanza que ve en los albores del día y que cae abatida con la llegada de la noche. Ahora, según le parece, es invierno, y los días son más cortos. Lo sabe, conoce cada vez más la tragedia de lo humano, lo inevitable del conflicto, de la distancia, de la dejadez, pero se asoma a la otra parte en busca de una alternativa, de unos aspectos laterales, de un convencimiento medio diferente. Sus manos trabajadas responden a su intelecto, y en ese juego no termina de cantar victoria. No se atreve: piensa que el destino inevitable no es para él, pero lo será. Ya le veo como un artista, y no por su intelecto y por su talento, que los tiene, sino porque posee un alma llevada por el viento del norte, una sensibilidad a flor de piel que se empeña en acallar, una visión de la existencia que le dice que sí y que no al dictado caprichoso del reloj, que no siempre está por la labor. Este Paco es un poeta de lo plástico, del cuadro, de la escultura, de lo que le dejen hacer. Su fantasía no lucha: simplemente se impone. Los que le conocemos bien, unos pocos, sabemos de sus potencialidades, que él se afana en no declarar. El tiempo colocará todo en su sitio, y a él también. En esta exposición hay amor, solidaridad, combate, gloria, hermetismo, anonimato, alegría, tristeza, bondad, amistad y todo bajo el prisma de un superdotado en cuanto a sensibilidad. Contemplar lo que sale de los ojos, de la mente, del corazón y de las manos de Paco es un auténtico regalo, y eso, amigos y amigas, interpreto que no tiene precio. Por delante hay una trayectoria larga y quiero pensar que fructífera. Ya empezamos a esbozar y a vislumbrar lo que lleva dentro este Paco, pero no podemos cuantificar lo que dará de sí esa mirada furtiva que es portadora de una ingente cantidad de energía. Lo que trae consigo es una inundación de los sentidos, y para ello debemos estar preparados, más que nada para dejarnos llevar por ese caudal creativo.

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