Apliquemos con recorridos diversos todos los instrumentos de aprendizaje disponibles, que nos han de dar los objetivos más tiernos, y también los más consolidados. Hemos de sentir la plenitud de las actividades más humanas y edificantes en lo intelectual, que ahí están para ser saboreadas.
Dosifiquemos los objetivos y los esfuerzos para conseguirlos. Hemos de procurar que las cosas vayan saliendo bien. Las buenas actividades, con óptimos fines e intenciones, nos pueden conducir por sendas muy agradables y cercanas.
Hagamos caso a las emotividades que nos resuelven las preguntas más difíciles, que hemos de buscar en todas partes. Asumamos que podemos estando en el sitio adecuado, moderando las posturas y dando crédito a lo que sabemos que lo tiene.
Aceptemos los procesos de la vida en todos los órdenes, y tengamos presente que todo no se puede y se debe controlar. Los éxitos y los fracasos se suceden en eras distintas con sus aromas de todo género: hemos de comprender que éste es el sentido de la existencia humana, el devenir de la Naturaleza.
Es bueno que hablemos de ello, de cómo afrontar las circunstancias y las derrotas, y, sin duda, sobre los progresos que vayamos juntando o cosechando. Conversar libera y da una perspectiva que no tenemos cuando únicamente interiorizamos los eventos o los pensamientos. Tomemos nota, aprendamos, y sigamos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario