Sabor amargo

Tenemos derecho a ser felices, a mostrar lo mejor de nosotros mismos, y a partir con linajes de rastros deseables.

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Te abandonas en la noche que es contratiempo con un cargo un poco precioso. Nos hablamos de amores ciertos.

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Perdemos en la noche que nos imprime el carácter más maravilloso. Hemos aguado alguna fiesta.

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Temblamos en la conciliación que nos protesta desde niveles bajos. Nos oiremos en la carencia más absurda.

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Perdemos en las norias que nos quitan estructuras de dichas armadas de grandes valores. No negamos nada.

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Perdemos y ganamos casi al mismo tiempo. Es la maravilla y el coste de una vida que nos plantea enormes dudas.

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Te diré que vale, que es, que podemos. Hemos aburrido a esos cuerpos que nos muestran periódicas marchas hacia la voluntad siniestra.

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Pensamos que podemos, y seguramente es así. Nos hemos embarcado en las rutas menos dolorosas. Iremos.

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Temblamos. Hemos aguado algunas consecuencias de negaciones profundas. Nos veremos en otras existencias.

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Pedimos un pasillo concreto donde manifestar lo que somos. Comenzamos bien, y así agotaremos todo lo que tiene un sencillo valor.

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Hemos buscado palabras de sensaciones plurales en la inercia más absoluta y clarificadora. Te diré dónde estamos.

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Defendemos lo que somos en esta torpeza repetida que nos presenta sus respetos. Nos miramos, y hasta vemos todo lo que tiene un bagaje dolido por mil aspectos no cuantificables.

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El susto sigue ahí como si tal cosa. Hemos puesto un aspecto y otro, y quizá otro más, sobre un soporte que ya no es el lastre de antaño.

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Nos vamos deprisa hacia ese mundo en el que fuimos unos verdaderos adelantados. Ya no damos con las claves.

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Recurrimos a esos placeres que nos mudaron las pieles en los mejores instantes. No te pongas a llorar.

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Aspiramos el mismo aire. Hemos aterrizado como hemos podido. La vida es como nosotros la hacemos.

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No neguemos las evidencias de unas directrices más que estimables. Nos hemos puesto en forma.

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Hemos acudido a unas determinadas citas en las que el deseo se convierte en amor. No sé si las cosas seguirán así.

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Nos hablamos con esfuerzos coordinados. Nos miramos para tumbarnos a un sol que nos plantea unas nuevas tesituras.

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Hemos sido en la fortuna de esos tiempos que tanto nos dijeron que podría ser. Nos asustamos un poco.

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Dirigimos los pasos de unas visiones que han de sustentarse en algo más que sueños. Nos miramos con la verdad del cariño.

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Neutralizamos los elementos más nocivos de unas existencias que se han vuelto excesivamente complejas. Iremos donde haga falta.

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Nos veremos un poco más tarde. Nos cuajamos de mucho valor. Nos permitimos algunas historias.

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Hemos atenuado algunos misterios con sus objetivos más diversos. Nos tomamos otro respiro.

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Decidimos por asuntos que no nos competen. Nos sanamos con principios de soledades nada deseables.

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Acertamos en apreciaciones que nos gustaría que no fueran verdaderas. Nos hemos hablado tarde y bien.

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No podremos estar a la altura de un deseo que nos fomentará algunas liturgias. No observamos todo.

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Lo bueno nos sigue los pasos con unos misterios que nos proponen situaciones que no controlamos.

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Lo óptimo nos muestra vertientes que asoman como si todo fuera algo imposible de entender. Nos esforzamos por ello.

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No seamos en un destierro de armas tomar. Nos asustamos. Hemos cogido poco, y poco queda.

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Nos vamos con unos sabores que no indican lo que hemos sentido durante largo tiempo. Venimos. Amarga lo que ocurre.