La vida es una eterna premisa que hemos de utilizar como baluarte defensivo y de propulsión.
Digamos hola con gracia, con garbo, con buenas intenciones, comunicando la emoción de la experiencia, lo que somos en la noche de esos tiempos que no siempre vamos a ver como queremos.
Deseemos el bien propio y el ajeno como base de cuanto nos suceda, que ha de ser bueno, si somos capaces de cuestionar lo que nos merece todo crédito. La crítica constructiva siempre es necesaria.
Agudicemos el ingenio con una voluntad hermosa, con un propósito de avanzar en sociedad, de generar hábitos correctos.
Tengamos todo, no dejemos nada al azar que nos descontrola. Tampoco pensemos en dominar lo que sucede. Hay escenarios de libertad que nos condicionan en exceso. Por eso hemos de buscar la dicha de la autonomía, de la independencia pura.
Cultivemos los aspectos más novedosos, los deseos más sencillos, lo que nos ha de introducir en aventuras de planos maravillosos con los que justificar cuanto somos. Comuniquemos que tenemos sentido con los otros, con el resto de la ciudadanía.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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