No sé lo que ha ocurrido. Sigo entero, pero frágil, convertido, pero rancio, como la vida misma, que no he sabido usar a tiempo. No he sacado el jugo debido y me siento "más solo que la una". Apenas me divierto en y ante el paso absoluto que me devora por todas partes. Asumo que las torpezas nos asolan a todos, pero no soy como debería. Se imponen las normas de un destino que me propina más y más golpes. Me detengo ante lo que diviso, que es malo o peor. Hoy, como puedes observar, amiga, no estoy de humor, ni creo que lo vaya a estar. Lo mejor es dormir.
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Me han convertido en la nada que todo lo puede, pero soy nada. El monstruo de lo monetario y de la autoridad ciega me ha ganado en la gran batalla, y solo estoy. Callo mientras observo que estoy atrapado.
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