viernes, 25 de julio de 2008

Los brazos del flamenco

Crecemos en impresiones
que nos gustan
con sus timbres de voz
en desarrollo.
Juramos que nos amamos,
y lo demostramos
en este “tablao” de la vida.

Restauramos esos gozos
de penumbra cerrada
a la luz escondida de la Luna
que nos quiere.
Hemos aprendido a amar
sin mediar palabras disonantes.

Pensamos y decidimos
que los calibres
estén sin saturaciones
mientras bailamos
con voluntades juradas.

Planteamos lo que somos,
que somos,
que nos gustaremos
en el tránsito
hacia esa nueva belleza
que emana del interior.

Nos explicamos ese talento
que ponemos en curvas
que nos conducen
a un empate cariñoso.

El arte, hoy, para mí,
eres tú, corazón.
Abrimos los brazos
del flamenco que se alza
ante la injusticia de la soledad.

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