Tiempo sin medida

Llega la mañana en la que somos lo que pensamos durante un largo trecho del camino, ahora compartido.

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Nos hemos planteado seguir como si nada entre nosotros hubiera ocurrido. Así parece, y así conviene.

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Cerramos ese círculo que nos pide la palabra que nos pesa más de la cuenta. No estamos para sellar otros amores.

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Platicamos en la clara noche que nos aborrece por la falta de amor. Llueve y nos mojamos en soledad.

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Perdemos la noción del tiempo, que aparece como quiere y cuando quiere. Nos ablandan el corazón con sus reflexiones torpes.

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Te diré quién soy ahora que no soy ni la mitad de lo que soñamos durante un largo instante de pasión.

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He acabado como jamás quise, pensando en lo que no deseo ser. Nos recordamos durante más de un lustro. No merece la pena.

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Hemos aborrecido ese amor que con tantas ganas gestamos en unas noches ya extintas. Nos influimos.

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Hemos perdido todo cuanto tenemos ahora que albergamos lo que no somos. Vamos a ver lo que no ocurre.

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Sentimos que todo se ponga de cualquier manera. No juntamos los modales que tanto daño nos hacen.

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Sentimos el quejido que nos hace fuertes a base de golpes y de solitarios anhelos. Planteamos más y menos.

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Nos dedicamos a urdir ejemplos que nos ponen en la prueba mayúscula. Iré a ver lo que no ocurre.

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Te has declarado entre amores de pensamientos que son flojos por necesidad. Iré a ver lo que no pasa.

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Has consentido que las influencias nos hagan un daño enorme, terrible, y nos abocamos al auténtico fracaso que da pena.

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Intenta ver donde nada es lo que no parece. Nos hemos sentado a la diestra de señales de humo.

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Has cultivado el aprecio con un poco de buen humor, que siempre es necesario. Nos aletargamos con pasatiempos de noches sinceras.

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Te has cuadrado ante los instantes de soledad que se reproducen como si todo tuviera un auténtico valor.

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Me huyes, como yo te huí durante una etapa que ahora prefiero no recordar. Nos alteramos en exceso.

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Has consentido que todo quede en una etapa de aprecio profundo. Te diré que es posible que todo sea en la noche.

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Molestamos esos egos que sueñan con ser alternativas a las conversaciones que durante una época fueron monólogos.

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Te vienes con el encierro, con la desidia por lo que pudo ser y no es. Nos hemos aburrido en la espera.

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No guardamos ese poco de buen sentido que nos encumbra a las cosas por las que pensamos ser mejores.

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Nos hemos impuesto un anhelo de sentimiento querido. Nos olvidamos de estar en la creencia sincera.

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No te quejes por lo que no tienes. Piensa que podremos estar juntos en cuanto seamos más entregados a las buenas causas.

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Nos hemos adoctrinado en la voluntad manifiesta. Nos incluimos en otra era, que ahora aterriza como puede.

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Pensamos en tener algo más. Nos instruimos con un poco de entusiasmo, que ahora nos viene como puede.

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Hemos complicado las cosas con una estima que apenas calma la moral. Nos recordamos hacia dónde no ir.

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Prestamos la memoria con un poco de rareza. No daremos el paso atrevido de otros instantes ya derrotados.

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Te vale lo que me vendes, lo que me propones en la voluntad más manifiesta. Nos calmamos.

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No podemos situarnos en la memoria colectiva por siempre. No nos hemos ganado el honor de la felicidad.

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Estamos más solos que nunca. Las prisas no han sido las buenas consejeras de otros períodos, en los que sí creímos.

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Vivimos en la escasez permanente que nos aclara hacia dónde no marchar. Las conversiones son tardías.

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Tiemblas ante las miradas de quienes vivieron en una atención permanente. Nos hemos aburrido.

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No miraremos hacia ese lado que marca los planteamientos que fueron triunfos. Nos saciamos en una noche.

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Perdemos la memoria en cuanto pasa lo que nos viene con buen humor. Nos enganchamos. Pensamos más.

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Hemos concluido el debate que nos pudo dar un poco de buen sentido ante las cosas que se mueven alteradas.

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No vamos hacia lo inmediato. Nos hemos dado ese ultimátum que nos asalta con recuerdos de toda tendencia.

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La intensidad de las marchas adecuadas de otras etapas maravillosas nos oculta el poder de la pasión.

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Nos hemos vuelto con la sinceridad como exponente de lo que pensamos. Nos insistimos con más amores.

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Reclamamos un día y otro la voluntad que nos hará eternos. Nos damos vida. Nos movemos con frecuencia y ritmo.

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Nos amparamos en lo que pudo ser y no es. Lo nuevo nos convierte en viejos. Nos hemos estropeado.

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Hemos convenido que podemos. Las consumaciones de los grandes problemas nos insisten con rastreras imposiciones.

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No te veré en la llanura de los obstáculos verdes. Salimos a contar de todo, a contarlo todo. No saldremos mañana.

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Nos hemos pensado. Las complacencias nos insisten con vehículos en condiciones. No daremos en lo igual.

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Nos hemos aclarado cómo aparcar en la voluntad de triunfos importantes. Nos hemos tomado todo en serio.

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Nos ocultamos la información respecto de lo que pudo ser y no es. Nos convertimos para ser más bondadosos.

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Nos ponemos a funcionar en una nueva era. No somos. Predicamos con ejemplos turbios. Nos rescatamos.

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No vamos a enunciar ese dispositivo que será repaso en la creencia noble. Nos pertenecemos.

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Te acusas de ser sincera, y yo te digo que ésa es tu persistente virtud, que espero que no abandones. Será por tu bien, y por el mío.

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Nos influyen con entrenamientos periódicos que nos parten en la noche que divide y vence.

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No vamos a insistir en lo que no entendemos. Las sombras se van adueñando de cuanto ocurre.

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Surgen medidas que nos llenan de misterios similares. Nos abandonamos ante el destierro de la eternidad.

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Numeramos lo posible. No vamos a resistir tan tarde. Nos hemos incorporado a la multiplicación de los panes sin peces.

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Terminamos como empezamos. No hemos servido en las nuevas confidencias que nos incluyen en garantías pasadas.

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Caduca el amor que reservamos para los malos tiempos. Surgen dichos que nos agotan. Pensamos en otras insistentes redes.

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Nos quedamos con los “amarres” menos concluyentes. Nos permitimos muchas cosas que nos hacen perder la movilidad.

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Hemos sido prácticos. Las conveniencias nos hacen ocurrentes solo a medias. Nos damos un barco que se hunde.

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No midamos el tiempo. Pasará igualmente. Los acelerones nos hacen mucho daño. Nos importa todo.