No parecía que me fueras a golpear, pero lo hiciste. Me levanto ahora de aquella hecatombe y me pregunto lo que podrá ser en el futuro contigo por todas partes, y yo sin poder vivir.
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El espejo me devuelve una señal inútil que me comprende con sonidos duros, casi extraños. Devuelvo lo bueno con unas grietas que van y que vienen con la música por cientos de lugares partidos. Voy a decirte lo que pienso. No acierto a expresarte aquello que pretendo. Retornan los ecos.
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