Amor a la escucha

Acepto que no me amas, y sigo, y persisto, y espero. Sé que no será como quiero, pero así es la vida. No me siento víctima, ni mucho menos culpable.

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Me asiento sobre la unidad de una acción que ya no nos pertenece. Lamento no haber estado donde tú querías.

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Simulo un poco de acierto hasta que consigo volver sobre mis pasos. Las intenciones no bastan hoy.

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Quizá en otro momento obtengamos el valor añadido por una experiencia callada pero auténtica.

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No nos vemos como al principio, y por eso se apaga la llama del gran amor. Los hábitos nos confunden.

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Te adoro por lo que supones en esta plática de difícil factura. Quedo a tu disposición. No lo sabes, pero deberías.

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Me pongo a contestar a mi corazón, que no ve lo que experimentas por mí. No soy capaz de regresar.

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Te has puesto tú sola a prueba, y te sinceras contigo misma mientras esperas que todo vaya un poco mejor. No sé.

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Las controversias nos conducen por lugares sombríos donde hace frío. No me quedo bien.

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Las temperaturas elevan las tempestades en las que nos metemos sin quererlo. No debemos tener miedo.

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Nos dedicamos a agudizar el ingenio y a ver lo que debemos hacer para regresar donde somos nosotros mismos. Podemos ser felices.

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Las mentes nos introducen en un tráfico excesivo de amores que nos comparan con las agonías menos auténticas.

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Todo nos pertenece con un ansia que nos pone a prueba. Hemos sido los elementos básicos en una situación de recurrente fracaso.

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Convenimos. Las situaciones oficiales nos ponen en pruebas que demuestran decepciones. Nos queremos mucho.

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Pensamos en unos aspectos gráficos que marcaron las relaciones en las que fuimos felices. Pedimos respeto.

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Nos llevamos bien. Lo que ocurre es que nos falta valentía para resolver los problemas. Nos consideramos.

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Te pones a prever recetas que nos siguen por doquier. No podemos llegar de cualquier manera.

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Me dictas parámetros de consecuciones tremendas. No podemos retornar con valores extraños.

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Correspondemos con defensas a ultranza de sentimientos que no improvisamos. No estamos en la superficie.

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Seremos densos y profundos entre méritos que no van a sustituir nada. Racionalizamos los procesos.

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Quedo con la mejor de las preocupaciones. Sé lo que significas. He inventado un proceso lento.

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Volveré a debilitar esos aspectos fuertes en los que seremos un poco más vanguardistas. Te aseguro que no me iré.

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Tomo decisiones arriesgadas que tratan de conservar todo cuanto siento por ti. Eres mi mejor calidad.

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Marcamos decisiones de futuro que recogen los valores que tienen precios extraordinarios. No voy a contártelo todo.

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Me pongo en ese lugar que previene con rastros y objetivos de infusiones calladas. No soy yo mismo.

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Prevenimos las incorporaciones que suponen súplicas con categorías humanas. No quiero que me califiques.

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Me vuelvo hacia ti con las manos vacías. Continúo con repeticiones que tratan de no olvidar lo real.

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Me arrodillo ante ti. Tenemos la rigurosidad suficiente para abarcar los dones en los que creemos.

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He dispuesto mi vida en función de tus circunstancias. Te expreso mi deseo de superar todo. No puedo arrancar porque sí.

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Amplio mi mirada con una profundidad más que maravillosa. Me ofreces lo que me hace sentir persona, y te lo agradezco.

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Apoyo todo lo que eres, tu forma de ser en sí, porque significas parte de lo más importante de mi vida, que tanto te debe.

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Nos dirigimos hacia revoluciones tremendas. Estamos entre los elementos más principales. No soy yo mismo.

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He estado entre tus labios y dos miradas que nos afean el retroceso en el que nos vemos envueltos.

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Me considero un privilegiado por poder disfrutarte. Los movimientos del nuevo escenario nos hacen llegar en óptimas condiciones.

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Producimos lo máximo y lo mínimo. Te pones en un brete que me hace evolucionar. No puedo quedarme solo.

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He puesto el dedo en la llaga en un momento de especial concurrencia. Estaré contigo. Te explico quién soy.

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Trasladamos la revolución interior hacia esas actuaciones que nos hacen conservar los mejores baluartes.

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Estamos rodeados de mucho amor. Salimos de una emergencia y nos introducimos en otra. Juntos podemos todo.

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Hemos acabado con la propia paciencia. Los puntos se vuelven comas, y eso supone una continuidad maravillosa.

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Tratamos consideraciones que luego se trasladan a acuerdos que no hace falta que se notifiquen. Te quiero con locura.

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Nos entendemos en una situación táctica donde los dos, afortunadamente, preferimos perder. Eso es amor.

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No podemos adecuarnos a los modos que son intuiciones que apenan por la separación que no detenemos.

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Eres ese ejemplo largamente buscado. Tenemos que ponernos en el mejor de los casos y, juntos, superar cualquier envite.

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No vamos a parar hasta moldear este amor indómito que ha de ponerse a la escucha hasta que mejoremos todo.