martes, 8 de julio de 2008

Cantemos y bailemos

Canta mi niño, canta conmigo, y cuéntame que es de tu tino, de ese tino para saber de amor, para mostrármelo sin resquemor. Dime, mi cielo, dime que sí, y me harás el hombre más feliz. Vente conmigo, amor de mi vida, y juega en la gloria que me da tu compañía. Lucero del alba, abrázame ya, y ten en cuenta que me darás mucho más, más de lo que espero, más de lo que acierto a contar, y, en todo caso, aspiraré la felicidad. Gacela de mi existencia, comparte conmigo, y cuéntame cuál es mi destino. En realidad, no me preocupa, no puedo mentir, porque contigo yo ya sé vivir. Me conmueves, me haces ser, y lo disfruto a más no poder. Eres mi cántico, mi sensación, y te lo relato con devoción. Me has enseñado a entender y a esperar, y con tu serenidad puedo gozar. Eres mi experiencia, mi gran quehacer, donde doy y recibo a la vez. Hemos jugado, y nos apetecemos, y con esta creencia pronto sanaremos. Ya estamos en el camino, y en él yo te canto a ti, mi cielo. Danza conmigo: no te hagas de rogar, que eres, amor, mi gran pedestal. Te mando un besito, que enseguida recibo, y yo te dedico un “sueñecito”. Aquí terminamos, y es vuelta a empezar, porque en este viaje no nos hacemos de aguardar.

No hay comentarios: