Convencido por la fe y la memoria

Seguimos en esta mañana que ya no nos pertenece. Nos gustamos en exceso. Los defectos no se ven.

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Nos volcamos con actividades que nos vuelven locos. Las vidas son como son. Nos perdonamos.

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Vivimos en la apertura permanente que nos frena con señas sin identidad. Nos conmovemos.

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Hemos pervivido en la nada que nos atosiga con la llegada del nuevo día. Nos condicionamos.

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Presentamos respetos que no vemos bien. Nos hemos puesto la nada sin tranquilidad. Ya no estamos.

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Prestamos lo que no es nuestro para volver en un nuevo momento estelar en el que podamos compartir.

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La solidaridad nos regala trampas con las que cruzamos el umbral de las posibilidades descubiertas por un sí que es no.

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Nos comprendemos. Hemos averiguado una emoción sincera. No estamos para lo perfecto.

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La ilusión nos consiente con una previa factura que nos regala estampas dichosas. Necesitamos referencias.

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Hemos gustado con lo que hacemos, con los silencios incluso, con lo que nos añade un poco de emotividad.

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Nos hemos infundido un valor que nos ubica con finanzas conmovidas de par en par. Nos ofertamos una pausa.

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Los valores nos llevan a pensar que estamos en esa forma en la que adquirimos el suficiente volumen. No miramos.

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Comunicamos un cierto vencimiento con una razón que nos produce nauseas. Nos abocamos a otra pérdida.

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Universalizamos un amor que nos hace acampar por donde no vemos nada. Nos dividimos.

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Hemos suspendido ese viaje que fue camino. Nos llenamos de sensaciones que procuran casi todo.

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Nos hemos adormecido con los criterios de quienes dijeron sentir que las cosas pueden salir de cualquier modo.

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Nos regalamos un cierto grado de independencia que nos asalta con razones variadas. Ya veremos lo que merece la pena.

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Somos frutos de llamadas que nos conducen por cuartos que no están donde nada es lo que parece.

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Pensamos en estar donde todo tiene un cierto parecido con la realidad distanciada de los inicios poco conocidos.

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Nos comentamos una consideración que nos produce aspectos más que creíbles. Nadamos en varias abundancias.

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Nos hemos puesto a regalar esos besos que no pertenecen a nadie. Ahora registramos unas posibilidades inmensas.

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Regresamos al camino del que no debimos partir. Nos conducimos de la mejor manera posible.

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Llamamos la atención con una voluntad tremendista. Nos comunicamos en el más puro vacío.

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Partimos de una continuidad que nos parece de cualquier modo. Pagamos por adelantado lo que no es nuestro.

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Iremos a ver dónde queda ese campo de batalla en el que buscaremos tan solo flores. Nos convencemos.

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Hemos adivinado esa parte del tesoro que recrimina todo cuanto puede tener un sentido. Lo ideal nos basta.

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Reparamos en algunos gastos que no podemos asumir. Nos volvemos con un deseo imposible.

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Nos calmamos en el momento crucial. Necesitamos que las sorpresas nos iluminen sin frustraciones ni dificultades.

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Hemos puesto el dedo en una llaga que comenta casi todo. Hemos soñado con volver a empezar. Puede que sea posible.

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Nos hemos callado cuando las cosas no han ido bien. Así hemos entendido una lealtad que producirá señales de amor.

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Nos consolamos en este paso de cuatro tiempos que resumimos en uno o dos. Nos consultamos qué hacer, qué decir, qué pensar…

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Nos ponemos a prueba, y eso ya distancia el amor en el que debimos basar una relación más que herida.

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Nos comprendemos con criterios de estampas elucubradas con rastros de poderes inmensos.

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Te he dicho que somos y que seremos tan efectivos como queramos. Nos avisamos. Hemos aprendido un poco.

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Nos complicamos la existencia pensando que tiene arreglo lo que no tiene sentido. Las bases nos ocultan los gratos momentos que serán un puro adiós.

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Te he puesto en ese brete que es sensación de amor dirigida hacia la eternidad. No podremos quedarnos sin suerte. Tenemos la gema del deseo.

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Te escribo y te añado cuestiones que traspasan las novedades de otros instantes que no vamos a configurar.

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He hecho recuento de lo que tiene un algo de sentido. Creemos que podemos, y podremos en ocasiones.

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No podemos acudir a ninguna cita a ciegas. Ya no estamos preparados para más fracasos. Nos atenderemos.

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Hemos conspirado contra ese amor que fue el más grande y franco. Nos asustamos por las pérdidas que están por venir.

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Vamos corriendo hacia esa nada que nos aparta de las buenas temporadas en las que creímos a pie juntillas.

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Las risas son ya consejeras espantosas en las que no hallamos motivación alguna. Nos golpeamos con el mismo destino.

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No podremos ver ese camino que nos hace sangrar. Las consultas nos dejan en un espacio muy delimitado.

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Las cosas son como son. Siento que las empresas nos lleven por vericuetos de amores imposibles.

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Las consultas nos recuerdan hasta dónde podemos llegar, que no es mucho. Lamento los errores repetidos.

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No voy a hacer caso de tus mensajes, que pecan de falta de buen humor. Sigo y voy con todo el corazón en mi mano.

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Me voy a controlar esa parte que surge de mí con criterios vencidos. Iremos juntos a cualquier sitio.

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Me muevo con intereses reflejados en la noria de un viento imposible. No tendré mucho que decir.

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Te pones a sugerir instantes de pasión que dominan ese mundo que se nos va de las manos. No te puedo comprender.

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Disimulo en todo lo que soy, en lo que puedo, con la burla en las manos, mientras me apeo de tu vida.

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No me voy a poner a disimular. Los contrastes nos llenan de misericordias que quitan y ponen palabras extrañas.

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Te he enseñado a ser tú mismo ahora que nada es como parece. Nos dominamos sin esfuerzos.

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He atesorado demasiado miedo en este terrible desván en el que nada es lo que parece. Me atribulas.

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He convencido a mi fe y a mi memoria que podemos ser mejores, más fuertes, nosotros mismos.

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Nos agarramos donde podemos. Las miradas nos atraviesan con reglas que no vamos a cumplimentar.

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Te pones en un recorrido que empaña la simulación de efectos en los que ya no creemos. Te diré un poco más.

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He aplicado normas que me distancian de aquello en lo que más me comprendo. No podré del todo. Ya estamos.

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Fisgamos en nuestros corazones, y apenas vemos lo que podría tener un efecto acogedor. Te echo en falta.