Diálogo y remedio

Mi capacidad de sorpresa está intacta. No voy a sucumbir. Todo lleva su tiempo. Pongo los pies sobre la tierra, y sé que, pese a las dificultades, puede ser. No dejaré que las distracciones me confíen y me distancien de ti. Mereces más que mi atención, y la tendrás. No voy a postergar mis obligaciones. Soplan vientos, pero eso no supone un cambio. Quizá sea un aviso. No te voy a relegar. Me ocuparé de mis principales asuntos terrenales, que pasan por ti, amor. Eres como la música: una pura fuente de inspiración para todos los ámbitos de mi existencia. Me nutres para ser, para crear, para estar. Las pasiones son los mejores motores. Es hora, probablemente, de abrir las “ventanas” y de dejar que el aire se renueve. Utilizaré también más óptimamente mi tiempo libre. Me cuidaré de los cambios abruptos que no conducen a parte alguna. No voy a consentir pacíficamente las tribulaciones y las preocupaciones. No merecen la pena. No dejaré que se acumulen las tareas. Nuestra sensibilidad nos llevará a reaccionar ante lo insólito. Nuestros relojes internos establecerán los plazos y los intervalos. No aceptaré de buen grado que cualquier cosa carcoma nuestros ánimos, que han de estar enteros más que nunca. Frente a los tumores malignos nos alzaremos como gigantes mitológicos. Percibo que hay sinceridad entre los dos, y eso es lo más importante. Mi romanticismo está a flor de piel, y lo voy a utilizar para proteger y para salvar lo que haga falta. Desecharé el cansancio vital y descubriré aún más mi amor sobre ti. En esta racha, que haremos buena, seremos prácticos y realistas sin aterrarnos. Nos apoyaremos y no dejaremos que nos puedan los sobresaltos. Nos obsequiaremos con más iniciativas, que serán afortunadas, gozosas y aliviadoras de tensiones. Te quiero conservar, y no pararé para y por nada. No actuaremos a la ligera. En todo caso, nos mantendremos en un plano discreto. Hablemos, persigamos el diálogo y démonos más atención. Tenemos remedio para todo. Ahí está.