viernes, 11 de julio de 2008
¿Dónde está mi niño?
Niño, no estás. Te he esperado durante mucho tiempo, y no apareces. ¿Estás herido, acaso no me quieres? Dime qué te pasa. Aguardo tanto tu presencia, y te estimo tanto antes de que te presentes que padezco pensando en tu demora. La tardanza me inquieta. Amiguito, cuéntame lo que sucede. ¿No te habrá pasado nada malo? Perdería la vida si fuese así. Eres mi rescate para salir de este atolladero de canseras y de soledades. Te has convertido en un Mesías que me soltará las cuerdas y me quitará las vendas. La luz viene tras de ti, y por ello te aguardo con soltura e ilusión. Criatura mía, confío en que estés cerca, en que te animes pronto a venir. Si algo te retiene, házmelo saber. No ansío tenerte yo solo egoístamente, pero sí pretendo el verte, el jugar contigo, el tocarte, el sonreír ante tus travesuras. Estoy aquí, niñito que me despiertas cada día. No me muevo. Aguardo un poco más. Ya llegarás. Estoy preparado para darte lo que precises. Niñito mío, recuerda que yo soy tuyo. ¿Dónde estás?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario