martes, 1 de julio de 2008
El poder del amor
Te has convertido en un “símbolo” de desafío. Me has fortalecido. Te manifiesto mi amor. Soy un afortunado por tenerte cerca. Te apoyas en mí, y yo en ti. Corremos como gacelas de un lugar a otro con la energía del que quiere ganar la batalla final y en año nuevo. Saboreo la dulce victoria de la entrega confiada. Somos héroes para ambos. Hemos logrado hacer sobrevivir a nuestra querencia suprema. Nos miramos con bondad. Celebro la noche y el día. Tenemos una paloma blanca en el hombro. La profecía se hace realidad en este combate pacífico. Somos los “muy mejores amigos”. Nadie derrotará nuestros objetivos. Nos atenemos a los benditos deseos de una realidad que apuntalamos para que no sea fugaz. Estamos en este concierto, y no dejaremos que lo arruinen. Llega el momento del juicio que nos condenará a una vida perfecta porque estamos “arrimados”. He firmado un acuerdo contigo. Me encuentro en tu finca. Soy tu voluntario incondicional. Mantendré mis promesas. Nos adoramos. He invertido en ti: sé que todo vendrá bien de manera progresiva. Seremos independientes en los brazos que no tendrán escasez. Me divierto en esta obra espectacular. Eres mi patria. En el cuenco, y con tus jugos, me adiestro con lo más privado. Tengo cien mil pares de intereses en tus brillos. Te creo. Te invado por la noche. Tengo la esperanza de poseerte. Floreces entre mis brazos y huelo el perfume más dulce. Tu aroma lo inunda todo. Me retratas en mi papel favorito: amándote. No voy a disimular: te quiero. Eres mi base civil para acabar con lo que no me moviliza. Te dejo claro que no aguantaré las amenazas. Eres mi finalidad. Te agradezco tu comportamiento, tu conversión. Los dos aclamamos los poderes del amor sincero. Intentaremos no dividirlo, sino compartirlo.
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