En la perturbación

Ya no soy quien digo, ni quien dices, mientras provocas una reacción que hace daño. No te consuelo.

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Me has vendido a un precio que no puedo pagar. Lamento que las escuchas nos oculten el verdadero motivo de mi ser. Sigo bien.

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Me has distraído con una voluntad que me parte en dos. No te puedo dejar atrás. Las existencias nos confunden del todo.

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Trato de ser inteligente en una nueva vida que nos destroza todo cuanto somos. No destilamos el amor de antaño.

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Vencemos en la nada que nos promueve para ser un todo. Nos consumimos en la larga espera.

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Vertebramos las emociones con un poco de gusto por lo que nos encandiló cuando éramos niños.

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Nos volcamos en experiencias que nos devuelven el papel de lo útil. Iremos a no ver nada.

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Te aseguro dónde estoy y el motivo de un cansancio que nos promueve para quedar donde nadie ve nada.

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Te sugiero estar con el vencimiento periódico que nos compromete a estar donde nada es.

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He articulado un discurso que nos deja donde nada es lo que parece. Nos emocionamos con prestaciones no cuantificadas.

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Nos colocamos debajo de una red que nos colapsa. Hemos atribuido un poco de experiencias que surgen con la animosidad de antaño.

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Nos volcamos en un misterio que nos presenta con reglas que funcionan con prestaciones periódicas.

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Hemos acudido a la llamada de los sentimientos, que apenas nos engañan. Crujen los soportes que no son tan fuertes como parecen.

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Enarbolamos la bandera de la batalla, pero recordemos que ésta ha de ser amorosa, pacífica, equilibrada.

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Nos damos un puesto sin combate, un beso con abrazo, un cariño con la certeza de no defraudar.

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No nos vamos a oponer a la protesta más cariñosa. Nos volvemos con mucho deseo en los brazos.

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Nos queremos en esta mañana en la que estamos menos solos que nunca. Nos salimos de una carrera que nos quita lo que sabemos.

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Empezamos por ese principio que nos invita a responder con un poco de más curvas en los trayectos.

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Nos gustamos. Hemos abusado de algunos poderes que son contrarios a cuanto aparece por doquier.

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Nos hemos puesto en mitad de una intervención que queda en palabras y en poco más. Nos entusiasmamos.

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No tenemos que llegar a estos puntos que nos quitan el margen con una razón que nos asiste con resoluciones insulsas.

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Te diré que sí cuando sea que sí y te diré que no cuando no sea tan claro. Quitamos y ponemos espacios.

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Nos insistimos con un poco de buen humor. Nos aclaramos con un amor de penitencias calladas.

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Te diré hacia dónde tengo que ir. Nos lavamos la cara y nos presentamos ante el nuevo día con una ilusión de extensión irrefrenable.

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Te he puesto en mi camino, o quizá has sido tú quien me has puesto en el tuyo. Nos entenderemos muy pronto.

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Aceptamos los discursos que nos proponen enmiendas para arreglar todo cuanto ocurre. Nos contrariamos.

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Hemos puesto proyectos en las manos que nos quitan de ese camino donde todo fue un poco más loable.

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Basamos las trayectorias en un poco de buen humor. Nos devolvemos a esos orígenes en los que fuimos más brillantes.

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Te estudio con una prioridad que cansa con tribulaciones y amistades que nos quitan del camino del peligro.

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Nos embarcamos en situaciones que emocionan con rastros de puros poderes. Nos conformamos.

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Pasan los casos, y las emociones quedan a flor de piel. Nos preñamos de paciencias que derivarán en mejores entendimientos.

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No podemos estar en esas aguas turbulentas que nos quitan las circunstancias que nos podrían salvar de historias raras.

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Te diré que las tutelas sirven pero hasta cierto punto. Nos consumimos con las recias fórmulas que activan las buenas consideraciones.

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No es, no puedo, no soy, y pido, siempre pido, que las cosas nos sirvan con reclamaciones que andan de ánimo muy bien.

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No estamos para trayectos posibles. Las caras nos muestran un cansancio que nos arrastra hasta el sí.

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Degradamos lo más hermoso que tenemos y nos envalentonamos con las circunstancias que nos pueden en lo mínimo y en lo mayor.

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Plastificamos las emociones que protestan desde el interior de un cuerpo que quiere una cuestión mejor.

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Te expreso todo mi amor en este silencio que nos turba por la impaciencia de vivir. Nos hemos gustado mucho.

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Te vale todo de cualquier modo. Las certezas nos hacen funcionar con un gusto extremo y que es fruto de muchos aplausos.

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Te conformas con lo que tienes. Hemos acudido a las llamadas que nos hacen seguir por ese itinerario que sortea las mejores prácticas.

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No me vale lo que es. Hemos acudido a suposiciones que complementan las experiencias de quienes dicen librar buenas batallas.

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Hemos supuesto que todo tiene un sentido ideal. Nos formamos opiniones que gustan en su factura.

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Te vale todo cuanto es. Nos proporcionamos una razón que es libertad con años de lujo que defenderemos a capa y espada. El lujo es tu amor natural.

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No te voy a buscar toda la vida, pero sí te voy a pensar siempre que pueda. Nos destinamos a valores reales.

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Te has propuesto seguir como si nada tuviera un sentido evolucionado. Nos hemos puesto a negar la mayor.

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Nos dejamos atrás las valentías que nos previenen de placeres y de sentimientos edificados desde la ignorancia.

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Nos despedimos de ese lugar donde aprendimos tanto y tan bien. Nos quedamos con quejas que no nos dan más humanidad.

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Nos desplazamos con unas informaciones que nos apenan con regustos que no sirven en el nuevo contexto.

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Hemos aclarado la verdad de otros momentos más claves. No podemos dialogar cuando no partimos de la misma base.

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Nos damos soluciones que funcionan si las ponemos en práctica. Vamos muy deprisa. Nos situamos de la mejor manera posible.

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No tengo nada que contar. Las vidas nos distraen con sus rescates imposibles. Iré a no verte.

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Nos hemos puesto ese número que nos altera el ritmo de penitencias que nos quitan el discurso preocupado.

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Vamos a solucionar lo que ocurre en un mundo de complejos sin definir. Nos amamos con palabras repetidas.

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Nos hemos decidido a luchar desde un enclave que camufla los sentimientos más auténticos. Nos daremos muchos discursos.

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Nos ponemos a calcular porcentajes que nos animan a quedarnos sin nada de valor. No precisamos los costes.

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Las existencias nos perturban con un pesar que nos ensalza con regulaciones que pierden los criterios básicos.

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No vamos a contarlo todo, pero ya sabemos más de la cuenta. No hemos dicho la última palabra. Quizá me atiendas mañana.

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Voy con el misterio interior. Nos derrumbamos ahora que todo es un poco mejor. No estamos en esa paz maravillosa.