Te sueño en este día
tan largamente guardado
en la chaqueta
de aquellas visitas extintas
como aquel cariño.
Te imagino con tu porte,
con ese garbo especial,
con el duende de tu amor
en expansión pura.
Te espero,
te entrego todo
en esta elucubración
que previene ansias
de mudanza cautelosa
mientras el milagro llega,
que no parece fácil.
Apostamos por la amistad
sincera, clara,
como sustitutiva
de lo que pudo ser.
No nos vale el cambio.
Vivimos en un trasiego
consentido, espacioso,
que nos previene
de consecuencias nobles.
Lo principal nos deja
con la crisis en resistencia intensa.
Suena la sirena preciosa
que anuncia el adiós.
Pensamos en tenernos
con un volumen
de cariño intenso.
La inmensidad de la gloria
por la que hemos luchado
nos rescata a última hora,
pero nada más.
Te rodeo con mis sentimientos
mientras te elevas y diluyes
esa estampa que me pudo
dar la felicidad.
Juan Tomás Frutos.
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