Me convences en la noche de una señal que santifica el amor innominado. Nos elevamos a la categoría de norma con un amor desaforado, inquieto, lleno de quejidos que doblan el alma. Me comunicas lo que piensas, y pienso en ti todo el tiempo. Es esta noche la que nos rodea con sus brazos y nos dice lo que piensa. Nos tomamos la píldora del cariño eterno que nunca envejecerá.
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Te escucho en la penumbra, desde la zozobra del que cree que todo lo perderá. Confío en que no sea así. La suerte debe cambiar.
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No escondamos el honor de amarnos toda la noche, de convertir en azúcar ese sentimiento que nos une en paz.
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