martes, 8 de julio de 2008
Me faltabas tú
Ahora sé que hay algo más que me penetra como el aire. Es el amor que te tengo. Te adoro por tu inteligencia natural, por esas emociones que no dudas en mostrarme. Abro la puerta de mi corazón porque deseo acompañarte y que tú también me acompañes. Estamos en la onda sideral que nos devuelve a la magia que dejamos de lado y que tanto hemos echado de menos. He estado esperando durante un largo período. Entendía que había un motivo, y ya lo veo. Lo hay cariño, y sabes que eres tú. Poseemos la “gracia” de este encuentro convertido en diálogo constructivo y grato. La voz calmada se debe a ti; y por ti soy la persona que siempre anhelé. El camino es pedregoso: está lleno de dificultades, de tropiezos, de curvas, de cuestas, de cambios de rasante, de asperezas, de demonios y de mil singularidades que intentan detenernos. No obstante, existen rastros de consideración ascendente. Los ángeles también aparecen y nos dan sus sentidos más queridos. Los tonos nos incrustan en melodías donde nos presentamos con la verdad por delante. Ya sé un poco más, y lo sé por la luz que nos ilumina en esta etapa incipiente de despedidas de las soledades. Doy con la fragancia que me destrona del ambiente desolado para subirme en el carrusel de un deporte muy especial que se llama amor, ése que los dos nos profesamos sin poner condiciones, sin aceptar cortapisas, sin desfiguraciones, sin diseños modernistas, sin cambios bruscos. Ahora sé que me faltabas tú. Has llegado, y estoy completo.
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