martes, 8 de julio de 2008
Mi niño hermoso
¡Qué bonita estampa! Te miro con tus brazos abiertos, con tu cuerpo descansado en la cuna, y soy feliz porque te veo dichoso. Te asomas al interior de los sueños, y te siento sonreír, y ser, y pedir todas las “treguas” del mundo. Estás arropado, como yo te quiero. Estás calentito, como yo deseo. Estás enamorado de la vida, como yo te pienso. Llenas la casa, que has convertido en “hogar”. Desde tu rincón recorres todos los rincones, todas las esquinas y das templanza a las distintas habitaciones. Hay signos de tu presencia en todas las estancias, que están pensadas por y para ti. Nos cobijamos en tus sencillas peticiones y nos rodeamos de la experiencia que nos prefiere con jovialidad, con pura dicha. Te abrazamos y sanamos. Te besamos y nos regocijamos. Contigo nada más se puede pedir, excepto salud y tiempo para disfrutarnos. Te observo en tu nido y me repito: ¡Qué cosa tan bonita!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario