Recuerdos paralizados

Me asusto en esta buena mañana en la que soy la sombra de lo que pude tener. Nos pedimos treguas.

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Hemos aburrido a cuantos vienen con inclinaciones de penitencias rotas por un destino hostil.

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Las histerias colectivas nos bendicen con resoluciones que no podemos exprimir. No vemos mucho más.

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Nos hemos puesto las pilas con unas gracias que nos envuelven con resortes de preferencias dichosas.

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Nos miramos con una vehemencia que nos hace daño. Hemos puesto el dedo en la llaga. Nos agradecemos muchas cosas.

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Hemos impuesto una nueva moral que nos hace recorrer las avaricias con saco y todo. Vencemos más pronto que tarde.

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Estamos en lo fundamental. Avanzamos como podemos. Reiteramos el puro esfuerzo en el que nos quedamos medio tontos.

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No veremos la sensación que nos ha de añadir la reiteración más querida. Nos garantizamos estar bien.

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Nos indicamos que estamos dispuestos a recuperar lo esencial. Nos miraremos con claras referencias que reducirán lo que no es nuestro. Nos fugamos.

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Seremos imprescindibles con tendencias más que entendibles. No podremos mucho más en este nuevo deseo.

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Nos raptamos con unas posturas que han de ser las franquezas de una humanidad más que maravillosa.

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Nos damos un espacio que no es nuestro mientras lloramos por lo que no ha de suceder. Nos falta tiempo.

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Perdemos ese espacio que fue un aspecto legitimado que nos ha de sumar, en el futuro, en la mejor de las carencias.

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No vemos la ilusión de lo que fue la gracia de todo. Nos perdemos. Hemos añadido menos, y quizá más, con un desgobierno rompedor.

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Quemamos las naves como mejor defensa frente a lo que nos parece un secreto a voces que nos habla de pérdidas.

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Nos quedamos atrás. Hemos aderezado una visión con unos minutos de apariencias presupuestas.

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Construimos unos ahorros de intensidades variables. Nos miraremos más y mejor. Hemos sido nosotros.

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Nos comparamos con unos resortes que nos llevan a donde no queremos ser. Nos hartamos.

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Indemnizamos ese mundo que nos envuelve con sus alas de penitencias variables. Nos acabamos.

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Agotamos las apariencias con unos hechos que nos ponen fin. Hemos presentado muchos respetos.

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Nos enfrascamos en unas tenencias que serán más o menos lícitas. Nos quedamos en la parte detenida.

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Suspendemos la construcción de un gran edificio que nos pudo hacer mayores de edad. Nos acomodaremos.

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Nos buscamos con una claridad que nos hará entender el interés como una sensación permanente de preferencia sin falta de nada.

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Me he reservado para ti. Nos hemos agotado en los pocos esfuerzos que ejercen sin mirar hacia lo más impensable.

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Hemos acudido a lo exacto, a lo previsible, a lo que nos ha de añadir con variantes entroncadas con los asuntos más dispersos.

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Te doy lo mejor de mí, y soy con insistencias que nos quitan las voluntades más plausibles.

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Hemos vuelto hacia ese universo que nos añadió más fuerza. No vemos del todo. Nos aclamamos como si fuéramos conquistadores idealistas.

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No tengo por qué ser esa parte de un sarmiento que nos entristece sin que salga la responsabilidad más creíble.

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Tomamos las olas como una ilusión más. Lo criticable se vuelve contra nosotros por no tomar medidas a tiempo.

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No sé si vamos a poder construir ese parque en libertad que nos habla de trampas y de destinos.

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Nos aplastan con sus ignorancias que suponen casi todo lo que antes tuvo cuentas que compartir. Los días ya no son tan puntuales.

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La normalidad nos lleva por una tangente que corta por lo sano. Nos ciframos, y eso no es bueno.

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Buscamos en una apariencia nueva. Nos liberamos. Hemos perseguido la ilusión con apoyos de referencias variadas.

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Nos hemos juntado para compartir todo lo que tenemos. Nos planteamos no ser, no estar, no poder.

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Juramos un amor eterno que nos añade recuerdos de penitencias sufribles. No podremos contarlo todo.

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Consultamos los graves problemas que se convirtieron en proyectos de ganancias supremas.

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Nos hemos puesto en la ola de un momento que nos sostendrá con toda la fortuna que en su día pudimos soñar.

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Quitamos las tarifas que no podemos pagar, y somos más felices por no tener que depender de lo que somos.

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La geografía se aprovecha de nosotros mientras cabalgamos hacia un crepúsculo que no mejora las intenciones.

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Hemos declarado lo que sentimos, y casi sentimos que no demos con las caídas de unos imperios que fueron más.

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Los misterios nos hacen andar como si todo tuviera una clave que compartir. Hemos tocado fondo.

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Las torpezas de otras etapas se vuelven contra las imágenes en las que creímos casi a pie juntillas.

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Me habría gustado que tuvieras en consideración otro amor que confesar. Nos conformamos.

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Salimos de la desidia de un universo roto por lo que pudo ser palabra comprometida con rutinas de todo tipo.

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Hablamos de incorporarnos a homenajes con sospechas que tropiezan. No podemos quedarnos sin besos.

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Proponemos unos acuerdos que nos han de servir de divisa. Los recuerdos nos pueden. Hemos buscado mucho.

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No podemos intervenir con las locuras que nos quitan las palabras resumidas. Nos queremos.

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No podemos partir las sospechas, que nos infunden un respeto que no tiene por qué ser probable.

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Entendemos que los acuerdos han de tocar con la suficiente intensidad para seguir como si tal cosa.

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Resumimos los esfuerzos que nos incluyen en las jornadas de apetencias y de dichas posibles.

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No podremos permanecer medio quemados en la parte de atrás de una situación que nos quedará tan bien o tan mal como queramos.

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Las valentías nos producen deseos de conformar una realidad a pedales, que va un poco lenta, pero que sabemos que llegará.

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No hay indefensión en lo que hacemos, que nos ensalza y enerva como si todo tuviera un sentido.

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No siempre salen las cosas como uno quiere. La vida es. Puede que las cosas cambien: ésa es nuestra esperanza.

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Te has mofado de tu propio destino, que se estira como si todo, una vez ocurrido, se pudiera solucionar.

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No me vale el pacto que me ofreces. Nos afectan las cosas, incluso las más tontas. No voy a descartar nada.

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No parece que debamos esperar. Nos aburrimos. Nos quedamos como estamos. Nos figuramos cuestiones posibles.

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No vamos a intentar nada durante un tiempo. Dejaremos que el curso del río de la vida nos lleve donde sea menester.

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No vamos a consolarnos de cualquier modo. Rebajamos las imposturas con unas alegrías un poco cortas de miras.

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Negociamos con propuestas. Hemos dado con lo más diferente. Nos resolvemos con conflictos que ya no intervienen.

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Nos presentamos como amigos de una verdad que no ha de destruir la ilusión que nos rodea.

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Nos afecta todo cuanto pasa. Hemos paralizado recuerdos que ahora nos han de admitir con pleitesía.