jueves, 10 de julio de 2008
¡A viajar!
Amiguito, me gustaría subir en globo y ver desde las nubes el serpenteo de las calles, del río, de la Huerta, de esa geografía en la que nos movemos diariamente. Desearía observar como si fuese un ave, desde la distancia, procurando un anonimato que me sirviera para aprender. Me gustaría liberarme de esos pasos que me hacen lento. Me cautiva la idea de experimentar un viaje astral que me muestre todo el universo desconocido. La aventura sería nuestra consigna; y la carcajada, nuestra compañera. Buscaría con mis deseos y con un gran interés en un arca de novedades, de colores azulados; y sería yo mismo en una esfera no contable. Me pediría paciencia, y formaría parte de todo lo que me brinda una atención: subiría a las montañas y me abriría camino por una selva verde y húmeda donde no habría enfrentamientos. El sistema, por soñado, sería perfecto, y trataría, en sueños, que perdurara. Puede que todo lo que digo integre una fantasía, pero sí expreso mi convicción firme de viajar en globo: eso depende de mi voluntad, y es sumamente sencillo. Ahora se trata de hallar ese tiempo que me pertenece y de regalármelo de algún modo. Viajemos un poco.
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