Soñar y vivir
a cuatro palos,
con la mirada puesta
en el todo, en la nada,
mientras navegamos
a ciencia cierta
con soltura que premia,
que sana, que averigua,
que es, o algo así,
que todo lo puede.
Nos soñamos
en el envoltorio
de la existencia primera
y última
con la lucidez
de quien piensa
en el regreso medio platónico.
Asumimos
que las carencias
nos añaden de todo
entre cante y deseo,
entre música y averiguación
de lo que tiene
un poco de más sentimiento
del que podemos descifrar.
Aprendemos con taconeo,
con plática,
con la visión
más fantástica del mundo.
Las profecías
conforman tu nombre,
nuevo en este trazado
que huye de la placidez
de otros instantes.
Miramos al cielo
y a la tierra,
y, de pronto, estamos nosotros,
o algo así.
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