Caricias y entusiasmos

Pensamos en vivir, y lo hacemos lo mejor que podemos. Nos damos ese aviso que nos indica que somos capaces.

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Razonamos en un principio que es sintonía con baratas intenciones de una paz que nos alcanza.

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Hemos abierto esos panes que llevan consejos que tomamos por ese sí que nos magnifica. Somos reales.

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Te diré lo que vale y por qué, y soñaremos. Hemos apaciguado muchos ánimos. Nos gustamos.

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Nos planteamos la vuelta atrás en una nueva y cansada trayectoria que compartimos con una rareza dedicada a nosotros mismos.

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Te cuento que estamos listos para tocar un poco de paz. Nos iremos donde queramos. No somos los mismos de antaño.

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Tememos situaciones que tocan a retirada. Nos iremos donde más queremos. No damos con la punta del iceberg.

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Restamos importancia a lo que no la tiene. Los aspectos nos resaltan lagunas que podremos completar con más sal.

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Nos dedicamos a contarnos por dónde hemos de comunicar los sentimientos que dictan los ritmos y las buenas finalidades.

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Tememos que las cosas se nos vayan de las manos. Nos proponemos la cautela más mayúscula con una integración de penas y de sentimientos variados.

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Te diré que puedo volver. No hacemos nada. Los tiempos nos corrigen algunas desidias. No controlamos nada.

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Nos abocamos a importancias que nos hacen vivir en la pura relatividad. Nos ponemos a repasar cuestiones nada destacadas.

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Los porcentajes nos ocultan los tiempos en los que fuimos un poco menos. Nos detenemos.

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Pasamos página, y volvemos a reiterar los lamentables silencios que buscan axiomas en los que ya no creemos.

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Recibimos algunos premios que nos responsabilizan de las obligaciones más mundanas. Nos anunciamos algunos amores.

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Practicamos la distancia que se vuelve dolorida. Nos apenamos con la fealdad de la distancia. No entendemos lo bueno.

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Nos acordamos de algunos problemas fundamentales. No podemos contarlo todo. Hemos sido afables.

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Aprendemos de lo que somos, de lo que tenemos, de lo que nos hace cumplir un poco de esos deseos estelares que tenemos escondidos.

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Nos dotamos de espacios que luego nos ocultan de manera involuntaria. Tenemos que relatar quiénes somos.

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Titulamos todo de cualquier modo. No podemos corroborar los espacios pendientes. Nos lamentamos un tanto.

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Decimos lo que somos con ayudas de muestras excelentes. No podemos convenirlo todo. La vida es, una y otra vez, y otra más: así de simple.

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Tememos estar en permanentes condiciones que nos adapten a sus intereses de inclusiones respondonas.

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Usamos modos y maneras que nos aclaran conceptos un poco distanciados de las iniciativas más queridas. No podemos más.

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Perdemos las novedades de unos tesoros que se hacen cargo de quienes podríamos ser. La vida nos atribula.

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Hemos condicionado los pagos sin valor a las imposiciones que nos hacen preocuparnos en exceso.

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Podemos decirlo todo de cualquier modo. Tenemos ofertas que no podemos contar. Las travesías se han vuelto amargas.

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Nos angustiamos mientras miramos por agujeros de penitencias resaltadas de cualquier modo. No podremos volver.

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Los meses van pasando de cualquier modo. Nos ilusionamos. Hemos visto por dónde vamos y entendemos por dónde debemos venir.

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Apalabramos las mendicidades que nos cuelan las vicisitudes más macabras. Sigo siendo yo mismo.

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Te cuento que es, que puedo, que soy, que vuelvo, y nada es como yo deseo. Supongo que te pasa igual.

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Hemos distraído esa moral que ahora nos repasa las oportunidades que quedaron atrás. No podemos contarlo todo.

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Hemos invertido los procesos que antes nos servían para consultar. Los empleos nos invitan a ser nosotros mismos. Nos adecuamos.

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Hemos vuelto con el cariño más distanciado. Telefoneamos al corazón, y ya sabemos por qué no se pone.

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La existencia tiene tantos complejos alrededor que nos disponemos con habilidades que tercian en los puros conflictos.

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Somos buenos, malos, mejores, y seguimos con la sencillez más estimable. No podemos continuar de cualquier modo.

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Sellamos las evoluciones con un futuro que descabalga todo. Los asuntos nos envuelven con papeles que son garantías. No nos miramos igual que antes.

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Nos volvemos a una tierra que oculta las pasiones con las que quedamos esperanzados. Las formas nos tapan las respuestas.

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Te digo que somos presos de nuevas moradas en las que demostramos unos caracteres abiertos.

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Nos respetamos con sinceras amistades que nos procuran seguir con un puro entusiasmo. Las caricias no enfrían los fracasos.