Somos diestros en cuestiones de amores que se quedan sin reflejos, lo cual es contradictorio. Sumamos.
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Te echo de menos en el mismo día de la marcha. Cubrimos expectativas, pero poco más. Es para sentirlo.
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Sufrimos una soledad que estampa deseos que nos hacen resurgir entre esperanzas vanas. No nos vemos.
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Pensamos en lo que tenemos, que no es mucho, y sentimos que todo se quede muy atrás. No experimentamos más amor.
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Pasan las horas de una mañana que nos muestra sus mejores galas, pero poco más. Nos descubrimos.
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Viajamos con una similitud de intenciones. Los dos sabemos que no llegaremos donde queremos.
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Hemos impartido unas lecciones que nos hacen suponer muchas cosas. No somos formales a la hora de defender el cariño que surgió del hielo.
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Manejamos índices cuando tendríamos que pensar en los anhelos que nos hacen ser personas.
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Nos servimos en una nueva acción que interviene con estampas benditas que vamos a compartir.
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No queremos apostar por algo que debería ser defendible sin más razones que las que se ven con una cierta facilidad.
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Bajamos por el camino de unas asignaciones que previenen de cualquier modo. Ya no vemos nada.
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Reluce ese amor que no permite que se esconda lo que nos envía hacia ese lado que es consuelo medio listo, medio tonto, medio todo.
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Resolvemos algunos enigmas con unas manifestaciones que nos hacen colaborar con unas adoraciones cargadas de sentimientos.
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Resistimos ante los golpes que nos regala una vida que nos determina más de lo que deseamos y queremos.
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Nos unimos en una nueva senda que asegurará nuestro desarrollo. Nos manifestamos amigos, y verdaderamente lo somos.
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Nos volcamos en coyunturas de experiencias dichosas. Queremos, podemos, somos, y seguramente estamos.
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Te dejas derrotar por unas circunstancias que proponen y previenen con escondidas esperanzas de una paz que nos gana.
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Alertamos ante las inexperiencias de unos consejos que vienen por doquier. Estamos en forma para escuchar.
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Hoy sí somos nosotros, mucho más de lo que pensamos en este eterno pensamiento que transita de aquí para allá.
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Nos apresamos con unas voluntades que se atienen a las conversaciones de unos momentos que marcarán sus perspectivas.
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Iremos a ver todo, a escuchar nada, a entender, a suponer, a gastar las posibilidades de un fracaso que nos pasará su sempiterna factura.
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Nos integramos en las misiones de unas caricias raras. Nos damos un poco de cariño. Seguiremos esperando.
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Vencemos ante las miradas de quienes persiguen en libertad sus celebraciones más estimables.
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No vamos a negociar en cuestiones de amor. Sabemos que está, que existe, que podemos ser felices, y lo intentaremos en cualquier ocasión.
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No iré a decirte nada. Siento que todo se quede en una falta de integración. No te puedo contar todo lo que lleva mi corazón. No quiero que te asustes.
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Los fines de esta nueva relación se verán en el inicio de una flamante era que propondrá lo justo. Nos hablaremos.
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Te escudas en situaciones que son molestias anticipadas. Nos ponemos manos a la obra con vehículos compactos.
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Ya somos, ya seremos, ya podremos, y seguiremos como si todo fuera un cierto deseo como sustento de mayorías que se quedan atrás.
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Nos divertimos. Nos miramos con una cautela que previene de cualquier modo. Nos veremos en otra tradición.
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Buscamos un paisaje que nos aclara la voz. Van pasando los días. Ya veremos lo que sucede, lo que es.
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Te muestras como un artesano en una paciente escucha en la que procurarás aprender de todo y bien.
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Te has colado por esa esquina que nos abrillanta el cariño, al que le falta el buen propósito de seguir en paz.
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Hemos abundado con un objetivo de ansia infinita. Estamos en la eterna suficiencia. Nos colocamos en el principio que es final.
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No podemos quedarnos atrás. Nos volcamos en una experiencia de dicha extraordinaria. Nos hemos enseñado a ser felices.
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Hemos abofeteado el destino. De algún modo volveremos a ser quienes pretendíamos. Nos miramos.
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Nos alumbramos para seguir por una vereda de intereses con influjos de todo género. Los lugares ya no importan.
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Negamos la entidad de un final que ya nos extingue como conjunto. Estuvimos bien en una relación que no pudo llegar a más.
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Nos preocupamos por esos contactos que nos anulan como personajes de ficción. No es mejor lo que queda.
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Restamos en los buenos propósitos. Los aspectos exteriores se quejan de las apatías en las que estamos.
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Tememos por ese adiós que nos consiente en la nueva cuenta que ya sabemos que no vamos a poder pagar. Cumpliremos del mejor modo posible.
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