Despejamos incógnitas

Me tocas de manera definitiva en un período angosto como la vida misma. Nos hemos agotado en el modelo.

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Hemos previsto repeticiones de poderes sin armas que nos hacen vivir en la nobleza que no es nuestra.

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Iremos con paso callado. Nos violentamos por la espera que nos hace nutrir las cautelas de la noche.

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Hemos buscado sin ver lo que merece la pena. No podemos mucho más. Nos lamentamos.

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Miramos hacia ese infinito que nos propone anuncios que nos dejan sordos. Buscamos sin dar con nada de valor, o de cierto valor.

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Cumplimos en ese panorama que es respuesta con un “victimismo” más que agotado. Nos transmitimos algunos planes.

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Hemos consultado las caricias de quienes dijeron vivir y morir casi al mismo tiempo. Permanecemos.

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Nos combinamos con actuaciones de públicas apariencias que sobreviven con una coordinación que ha de participar de la mejor manera que podamos.

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Hemos recordado todo lo que somos ahora que somos y porque somos en la nada que todo lo toca.

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Nos hemos enamorado de una paciencia que nos dio el gusto de la mejor guisa que podríamos entender.

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Somos respetuosos con lo que ocurre, con todo lo que es. Nos hemos estructurado entre nubes.

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Los proyectos salen con la pena de no atender lo que llevamos en el interior. Nos vamos a otra excursión.

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Planteamos lo que somos entre lo que somos y lo que pretendemos. Nos figuramos. Hemos sido.

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Nos hemos atendido. La noche es nuestra. Permanecemos en la demora permanente. No estaremos.

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Nos hemos dicho que el fraude puede acariciar lo que es con una querencia más que entendible.

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Nos ponemos a trazar la vida con la noche, el amor con el destierro, el pensamiento con la querencia.

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Te has portado muy bien. Nos consentimos. Hemos hablado de estar, de comprometer. No damos con las suficientes salidas.

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Nos hemos agotado en las impaciencias. Las consultas nos llegan con las voluntades más terribles.

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Somos los que sufren en la noche que no es ni amor ni consentimiento. Nos hemos puesto a comprar lo que no es nuestro.

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Nos hemos entendido con unos pasatiempos que nos alcanzan con un poco de buen humor.

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Nos hemos comprometido a suponer algunas cosas que se quedan con la moral un poco escandalizada.

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Te has puesto en ese nuevo mundo donde las cosas son lo que no parecen. Nos dedicamos a vivir en la noche.

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No podremos asumir que las cosas son como son. Nos damos un poco de amor entre lunas de apetencias.

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Me gustas por las iniciativas que colocas con razones que no siempre entendemos. Nos iremos hacia la independencia.

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Nos regalamos un poco de moral que estira la impaciencia con un calor que no es nuestro. Hablamos de ser.

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Nos hemos pedido ser en la carencia más absurda. No tiene sentido que nos dejemos ir hacia la nada.

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Tenemos que anunciarnos lo que es. Nos vemos en la noche de los tiempos infinitos. Rodamos.

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Nos hemos acostado con ese amor que nos profesa anhelos de vivir y de morir casi al mismo tiempo.

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Nos hemos desconcertado. Las cosas se han complicado con el paso de una etapa en la que no fuimos valientes.

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Te has salido de ese momento en el que fuiste fuerte, o, al menos, eso pareció. No hablaremos de silencios.

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Nos hemos confortado en la impaciencia que es recuerdo con un atosigamiento de penitencias y de sufrimientos medio profundos.

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No te voy a dejar que te vayas. Nos hemos envuelto de algodones que serán reciprocidades en la noche más torpe.

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No puedo consentir que las cosas sean como son. Nos hablamos desde la injusticia. Nos confundimos.

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Hemos aumentado lo que tiene un poco de sentido que hemos de compartir en el ascenso y en el descenso.

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Nos damos porcentajes que nos hacen acariciar todo lo que es máxima y mínima. Nos accidentamos.

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Desaparecemos entre grupos de decisivas caricias que nos hacen un poco de daño. No vamos morar en parte alguna.

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Nos juzgamos como amigos. Podemos atendernos. Nos embarcamos en la noche profunda.

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No vamos a personificar nada. Nos damos alguna candidatura. Nos hemos plantado batalla.

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No te pongas a negar nada de cuanto pasa. Hemos hablado de ser. Podemos estar juntos. Nos definimos.

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Las sorpresas nos hacen aprender de quienes estuvieron antes que nosotros. Podemos ablandar el destino.

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Te voy a poner en ese brete que nos hará más humanos. Tenemos que juntar algunos nombres.

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Evolucionamos. Hemos tocado ese amor que es profunda caricia con despido anónimo. Nos ponemos en desdicha.

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Llegamos en esas horas que son “negatividades” con alturas de miras. Hemos aprendido a ser.

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Restauramos y resarcimos lo que podría ser un homenaje de apariencias en negro. Nos hemos transformado. Despejamos incógnitas.