viernes, 4 de julio de 2008
A lomos del caballo salvador
Tu sonrisa sirve como un “disparador” de unas ideas, de unos proyectos, de unos fines que no se agotan en los límites de nada. Ajusto todos mis “detalles” y me enredo en tu práctica, que me pone donde debo. Te sostengo, y tú haces lo mismo conmigo. Me consuelo con este parapeto emocional que me procuras. Estás en mis cercanías afectivas. No me olvido de ti, y de ti me ocupo, y por ti soy más y más de lo que soñé. El cariño actúa como “boomerang”. Doy y recibo. Nos retribuimos con la misma moneda de antaño. Por favor, no gastemos energías inútiles. No hay garantías. Nada es seguro: lo que merece la pena ha de insertarse en un programa de riesgos. Eres mi fuente de inspiración. Te llevo donde voy, sea el sitio que sea. Tu inteligencia emocional y otra mucho más encubierta me hacen acceder a tus reglas, a tus intuiciones, a tus amistades. La música es tu consejera, y ahora también la mía. Necesito un espacio de libertad, que has inventado para mí. Me distraigo con una permisividad que crea apeaderos de sinceridad que serán permanentes en esta relación con fachada y con más fondo. Podemos manejar las situaciones que se producen, que vuelven una y otra vez. La determinación y la sensibilidad nos sirven de escudos. Estamos en la onda que nos invita a apreciar el buen vino de la vida. Pagamos por adelantado, y seguro que la historia nos devolverá más de lo merecido. En todo caso, otros cosecharán lo plantado. Te has convertido en mi debilidad. No sucumbiré a más vicios que el tuyo, el de besarte, el de sentirte, el de acariciar tus fuentes de existencia natural. La biología te acompaña, y yo quiero ser tu asesor. Me examino para sacar nota ante ti. No veas malas intenciones, sino unas estupendas artes para ganar tus manos, tus senos, tus virtudes. Nos vamos a irrigar y a alimentar como seres que se comprometen sobre lo inseguro para ser un poco más. Cumpliremos nuestras palabras. Ante la duda, expresaré mis deseos, que rodearán tus caderas. Me has permitido viajar por un mar de sensaciones lindas y me atrevo a cruzar por tus variables arroyuelos y riachuelos, que son puntos de partida entre flores blancas y rosadas. Eres graciosa como pocas, una diosa de la guerra que crece en la paz del amor rociado por cualquier rincón. Busco las comisuras de tus labios: representas las mejores fantasías de mis sueños, el fuego sagrado sobre un altar que nos consagra sin vanidades ni soberbias de ningún género. Te comprendo en esta nueva ruta, que es de los dos, mantenida de día y de noche con un caballo vigoroso que nos conducirá a donde queramos. En lo que a mí concierne es mucho… Será sanador de cualquier herida, de cualquier patología, de cualquier enfado.
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